Articulo invitado de acento.com.do
Por Fernanda Frias.
El tema del desempleo es uno de los principales
frentes de batalla, para ganarle la lucha, al estancamiento económico. El
empleo es la piedra angular del desarrollo y sus beneficios van mucho más allá
de los simples ingresos. Son fundamentales para reducir la pobreza, hacer que
las ciudades funcionen y, proporcionar a los jóvenes opciones de participación
social[1].
En el caso particular de los jóvenes, su
inclusión al mercado laboral, sirve para quebrar la línea que los lleva a
cometer actos ilícitos. Convirtiéndolos, de este modo, en entes productivos
para la sociedad. Sin embargo, la existencia de este fenómeno y, la falta de
políticas públicas, hacen que la juventud sea el sector más vulnerable. Tienen
casi el triple de probabilidades de estar desempleados respecto a los adultos.
La juventud dominicana se encuentra, con una tasa
de desocupación ampliada de 31.2%[2]. Algo alarmante. Muchos renuncian a
continuar la búsqueda. Y otros, en virtud de la prolongada crisis económica,
los obliga a ser menos selectivos con los empleos. Es mayor el número de
jóvenes que aceptan trabajos de tiempo parcial o empleos temporales[3].
Otro de los aspectos preocupantes, es la calidad
de los empleos. Por ejemplo, labores agrícolas, trabajan en microempresas
familiares o como jornaleros temporales. Esto supone pocas o ninguna garantía,
en términos laborales y, salarios muy bajos, que resultan insuficientes para
atender las necesidades básicas y familiares. Y, por otro lado, no todos tienen
un tipo de cobertura.
No podemos dejar de un lado, que una de las
causas de este fenómeno, ha sido producto de los desequilibrios en las
políticas macroeconómicas de las naciones más poderosas del mundo. En buena
medida, se han transferido a los mercados generales, afectando en forma
considerable los mecanismos de creación de empleo.
No obstante, una estrategia para atacar el
desempleo es procurar el crecimiento inclusivo, en la medida en que con ello se
cubren tres fuentes: (i) Fomentar el crecimiento, promoviendo al mismo tiempo
el empleo productivo; (ii) Asegurar el acceso a igualdad de oportunidades, para
que todos los sectores de la sociedad se beneficien del crecimiento y empleo;
y, (iii) Corregir algunas desigualdades desde el punto de vista de los
resultados, especialmente los que afectan a los pobres y, a los sectores
vulnerables de la población, como la juventud.
[2] Cfr. Banco Central.
[3] Cfr. informe Tendencias Mundiales del Empleo Juvenil 2013 de la OIT





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